Hay cuatro maneras de vivir tu vida (para discusión)
I. como el nativo
II. como el hotelero
III. como el turista
IV. como el hombre de negocios
I. Como el nativo
Es el que nace en un lugar y jamás se mueve de ahí. Jamás ha viajado ni viajará a ningún otro lugar.
Visto biológicamente: nace, crece, eventualmente se reproduce y muere.
Visto espiritualmente: nace, envejece, enferma y muere. Eventualmente tiene pérdidas de juventud, de salud, de vida y entretanto pérdidas de seres queridos, de objetos preciados y de momentos preciados.
Visto socialmente (civilmente) y religiosamente: nace, tiene su primera comunión, su confirmación, cuando entra a la escuela, cuando tiene su primer novi@, cuando se gradúa, cuando obtiene logros, cuando establece un noviazgo, cuando se casa, cuando tiene a su primer hij@, cuando tiene su primer trabajo, cuando se jubila, cuando muere.
Mi amigo Jesús Agustín Velasco-Suárez Siles lo resume en siete campanadas:
1. Primera campanada: la campanada de la vida: naces
2. Segunda campanada: La campanada de cuando cobras conciencia de la trascendencia: primera comunión y luego la confirmación.
3. Tercera campanada: cuando decides tu vocación académica o a qué te vas a dedicar.
4. Cuarta campanada: tu matrimonio ¿con quién vas a unir tu vida?
5. Quinta campanada: Eres testigo del milagro de la nueva vida y tu eres el conducto del milagro de la vida con el nacimiento de un nuevo ser: tu hijo o hija.
6. Sexta campanada: Escuchas la campana de la muerte de un ser querido o de un familiar. Pero lo escuchas lejano, primero la muerte de tu abuelito o abuelita, como el silbato del ferrocarril a lo lejos. Luego lo oyes más cerca, es la muerte de tu padre o madre. Luego lo puedes oír más cerca: la muerte de un hijo. Parece anti-natura, pero ocurre. Pues nada garantiza que los sonidos de los “silbatos” ocurra en otro orden.
Mi madre lo dice de otra manera. Cuando eres pequeño oyes los silbidos de las balas a lo lejos, como cuando estás en un campo de batalla. Luego cada vez los oyes más cerca, cuando la bala le pega a un ser querido, a un amigo o un familiar. Hasta que la siguiente bala es para ti, es la tuya, tu propia muerte.
7. La séptima campanada. El último campanazo anunciando que moriste. Acabas de morir tu mismo y dejas a tu esposa o esposo y a tantos hijos y/o nietos.
¿Cuáles son los “motores” de la vida? Dice mi amigo Jesús Agustín: tu familia, tu carrera, tus amig@s, tu trabajo, tus alumnos, tu religión, la política. “Vocaciones son amores. Son los motores de la vida”.
Y pide no confundir los elementos esenciales de la vida con distractores que colocan a la persona no en función de quién es, sino en función de qué tiene. Y entonces, se dice: “El Sr. murió dejando tales y cuales bienes o empresas?”. Eso es “¿qué tiene?”. Pero antes de morir pudo ya no tener esos bienes o empresas, porque quebró. Por eso insiste: “No hay que confundir el quién eres con el qué tienes”.
De hecho algunos filósofos lo han resumido en tres: el Ser, el Hacer y el Tener. ¿Quién eres? ¿A qué te dedicas? y ¿Qué tienes?.
II. Como el hotelero
La segunda forma de vivir la vida es como el hotelero, en esta analogía que estamos haciendo como si la vida fuese un “juego de turista” tal como hay uno por ahí.
El hotelero es simplemente un nativo que puede que haya viajado o nunca haya viajado por ningún lugar del mundo, pero que de pronto decide que puede ser buen negocio poner una “casa de huéspedes”, un hostal, un hotel o incluso un airbnb, etc. Pues el tiene un espacio que puede alquilar momentáneamente para turistas u huéspedes provisionales (todos los huéspedes, por mucho que se queden, estarán siempre sólo un determinado tiempo, ¿Estás de acuerdo?… Aunque incluso el hotelero pueda partir antes de que ellos lo hagan).
El negocio del hotelero es ofrecer un espacio a cambio generalmente de dinero y en muy pocas ocasiones por “especie”, es decir a cambio de algo más.
El hotelero recibe turistas que quieren conocer ese país u hombres de negocio que vienen de trabajo. Los primeros quieren turistear, conocer los atractivos de ese lugar, divertirse, descansar o simplemente pasar un buen rato conviviendo por ahí. Los segundos, no están interesados propiamente en el lugar sino QUE se llevan de ese lugar, generalmente un buen negocio, bienes, contratos, relaciones de negocio, dinero, etc. Es decir van de paso pero tienen un objetivo concreto.
El hotelero aunque pueda conocer más que nadie el lugar ya no está demasiado interesado en el mismo porque ya lo conoce y a la mejor hasta le aburre porque según él lo ha visto demasiadas veces (aunque como decía Heráclito: “todo cambia, nada se mantiene igual” o “nadie puede meterse dos veces en el mismo río, pues las que fluyen ya son otras aguas”… pero a veces la aparente continuidad nos engaña… ¿o no?). En cambio para el turista todo es nuevo, todo es novedad y saca su cámara para llevarse las mayores impresiones del mismo en forma de fotos que les enseñará a sus amigos y familiares a su regreso o que las posteará en las redes sociodigitales. El hotelero generalmente ya no toma fotos, sino que encarga a un buen fotógrafo hacer las mejores para atraer más turistas.
El hotelero es un hombre de negocio que hace negocio con los viajes de los demás, pero que generalmente el no está “viajando” en su mismo lugar -aunque pueda hacerlo él como turista hacia otros lugares. Es decir que a veces funciona como nativo, a veces como turista, a veces como hombre de negocios y a veces como huésped de otros turistas. ¡Muy versátil, verdad!. Su vida es muy rica aunque el tener tantos “papeles” a veces lo confunde y ya no sabe cuál de los cuatro es. Así tuve un gran amigo, Roberto Trawitz que era hotelero, pero que a veces turisteaba, a veces estaba en su casa (aunque como tenía varias en distintas ciudades, pues como que era de varios lugares cuando estaba en ellos) y a veces hacia negocios. Un gran ser humano y sobre todo un gran amigo, gran restaurantero (con el mejor restaurante en Puebla: Bodegas del Molino), gran coleccionista, muy viajado, muy curioso y muy inquieto, gran conversador y con muchísimas inquietudes: espirituales, políticas, históricas, culturales, filosóficas, etc.
III. Como turista
Hay generalmente dos tipos de turistas: el que viaja solo, el que organiza su viaje y los que van en “manada” con una agencia de viajes que le organizó el viaje y que los llevan de aquí para allá. Ambos van a la aventura, aunque los primeros van sin plan, a lo que vaya saliendo y entonces tiene más sabor a aventura, en tanto que los segundos van con una ruta más planeada y además guiados por gente experta… ¡De igual forma puedes vivir tu vida!:
a. como “perrito sin mecate” en medio del tráfico del periférico, al que avientan los autos de aquí para allá… O como una veleta que mueve el viento o como un barco que no tiene puerto. Es decir sin rumbo fijo, sin ningún objetivo, simplemente viajando a la libre, como se van presentando las cosas y sin ningún itinerario, como viajan los jóvenes mochileros que simplemente toman un barco o un autobús o un avión hacia ninguna parte y sin saber dónde pasarán esa noche o con quién o por cuánto tiempo.
b. con una vida totalmente planeada de principio a fin, como un turista que hace un riguroso “plan de viaje” para saber a dónde va a llegar, por cuánto tiempo, con quién, dónde va a desayunar, comer y cenar, qué lugares va a visitar, etc. Todo perfectamente calculado en tiempos, en lugares, en dinero.
¿Cómo vives tú tu vida? Como el turista “a”, como el mochilero, o como el turista “b” el que planea hasta el más mínimo detalle….
Para algunos les suena muy aburrido la opción “b” porque sienten que se le quita la espontaneidad, la aventura, el “sabor del riesgo e incluso del peligro”… En cambio para otros la opción “a” les suena demasiado riesgosa, improvisada, sin ningún propósito, demasiado loca, una vida quijotesca, demasiado libre pero sin ningún fin… y habrá, obvio, millones de alternativas mix, entre ambos extremos, es decir que llevan un poco de orden y plan, y un poco de caos y de aventura… Y entonces se llevan los dos sabores… aunque déjame decirte que por muy riguroso y estricto que sea tu plan (por muy planeada que esté tu vida) jamás podrás estar exento a las sorpresas, a los accidentes, a los imprevistos … es decir que el sabor de lo nuevo, de lo desconocido, de lo diferente, de lo inusitado siempre estará presente, hasta en la vida que parezca más aburrida o más prevista. ¿O no?
IV. Como hombre de negocios
Hasta aquí quería llegar y si has llegado hasta aquí es porque o no tenías nada que hacer hoy… jajaja… o porque ha estado muy bueno el cuento… jajaja … o porque “la curiosidad mató al gato”… Esta es la parte más interesante de este cuento… aunque muchos cuando oyeron “hombre de negocios”… han de haber pensado que era la parte más aburrida y por lo tanto se la decidieron saltar o simplemente no llegaron hasta aquí…
Y curiosamente no voy a hablar para nada de los “hombres de negocio”… Sorry! No es el lugar, ni el objetivo de este cuento. Sino sólo hacer una analogía o metáfora con los mismos.
Y aquí es donde el cuento va a dar un “salto olímpico” que de momento te puede hacerte sentir desubicado como que este escrito se fue por otro rumbo o que de pronto salté de tema, así que te pido que hagas una respiración profunda y si te gusta la aventura sigas adelante y estés muy consciente de las reacciones que se van a producir en tu mente al leer lo que vas a leer… (déjame confesarte que todo el “rollo” que escribí sobre las otras tres formas de vida: nativo, hotelero y turista fue simplemente para llegar hasta aquí. Me dirás que me las podría haber saltado y si, efectivamente, pero quise crear un contexto. Así que lo que algunos podrían pensar que es lo extra o lo que no les interesaba, al final resulta que era lo primordial, lo más importante y lo más sustantivo de toda esta historia… jajaja)… y voy a utilizar para ello un párrafo de un gran maestro Thrangu Rinpoche en su libro “La Puerta Abierta a la Vacuidad”:
“Lógicamente, examinar la posibilidad de vidas pasadas y futuras para obtener una apreciación intelectual del continuo de una vida a otra es análogo al caso de un hombre de negocios de viaje. Cuando un hombre de negocios va a otro país con su mercancía, no está particularmente preocupado por el país en el que se encuentra. El está allí para vender sus productos. Busca nuevos tipos de mercancías para llevar a su país de origen. El no piensa mucho acerca de su bienestar en el país extranjero porque planea un regreso rápido a casa. De manera similar, al obtener una apreciación intelectual del continuo de una vida a otra vida, desarrollamos un sentimiento, muy similar al del hombre de negocios en otro país, de que estamos aquí en una visita temporal y que pronto pasaremos a la próxima vida. En otras palabras, tenemos la sensación de que esta vida no es de ninguna manera permanente. Al obtener esta perspectiva, reducimos considerablemente nuestros apegos a esta vida y esto es bastante beneficioso”.
Quizá te quedaste con cara de “¡What!… Quizá no entendiste nada del último párrafo. Quizá lo tomaste como una bofetada y quizá ya quieres repelar o empezar a discutir y querer “meter tu teoría” o tu explicación de la vida… jajaja… ¿Hubo o no reacción? Quizá necesites leer una y otra vez este párrafo para que “te caiga el veinte”… es decir para que captes todo su significado profundo y sobre todo para que lo relaciones con tu propia vida e incluso que te lleve a una meditación analítica para que transforme tu ser y puedas tener un insight espiritual, en el que luego emplaces a tu mente en una meditación unipuntual o de tranquilidad (una meditación Shamata).
¿Y fui demasiado lejos? Ya fue demasiado larga la lectura… quizá requieras volverla a leer por partes e irla digiriendo poco a poco, degustando o quizá dejarla de lado o tirarla al bote de la basura jajaja
Pero si te detienes un poquito a pensar, aquí no estaba hablando de otra cosa más que de tu propia vida. Quizá ya sabías todo lo que aquí has leído y quizá has reflexionado mucho sobre ello. Quizá alguna cosilla fue nueva para ti o viste una perspectiva diferente o nueva de algo que tu mismo ya habías deducido o encontrado por ti mismo. Quizá, y eso sería lo más raro, todo aquí fue nuevo para ti… Quizá estas aburrido con lo que leíste, quizá estás enojado, quizá estás desesperado -dirás: ¡qué rollero es Yuri, ¿porqué no hace caso a la gente que dice que no escriba “libros” en Facebook?, que está totalmente fuera de lugar….jajaja- o quizá estás amando lo que leíste y quieras saber más, quieras saber en qué termina esta historia…
Así que haz otra respiración profunda. Y ahí vamos:
LAS CUATRO HIPOTESIS
Te había dicho en otro post que sólo hay cuatro hipótesis matemáticamente posibles:
0. no hay algo antes de esta vida y no habrá nada después. Así que lo único que tenemos es esta vida y hay que vivirla intensamente como el “nativo” o como el “turista”.
1. no hubo nada antes de esta vida (si acaso éramos un proyecto en la mente de Dios o en el sueño de un extraterrestre o de Ishvara como decían los naiyayikas en la antigua India hace 3 mil años). Tenemos esta vida y habrá algo después de ésta. Entonces esta vida tiene dos propósitos: lo que hagas y disfrutes de la misma, pero siempre pensando que aquí no acaba todo, así que tienes que pensar en lo que vendrá después, y resulta que está ligado con lo que hagas o dejes de hacer en esta… ¿Entendiste?
2. hubo muchas vidas antes de esta, pero ésta es la última (la hipótesis absurda). Como dijo Voltaire: “no es más sorprendente haber nacido dos veces que una sola; en la naturaleza todo es resurrección”… Pero si fuese el caso, entonces habría que sacarle el mayor jugo posible a esta vida como la última gota a un limón…
3. hubo muchas vidas antes que esta y habrá muchas vidas después de esta, que es el punto al que se refiere Thrangu Rinpoche… Entonces dejas de verte o vivir como “nativo”, dejas de vivir como “hotelero” y dejas de vivir como “turista”… y de pronto te visualizas como ese “hombre de negocios” que sólo estás de paso por esta vida… No es que desprecies esta vida, no es que le “escupas a tu presente”… Al contrario, como buen “hombre de negocios”… le encanta llegar a los mejores hoteles, a los mejores restaurantes y si tienen un poquito de tiempo libre conocer algo del país donde están haciendo negocios… pero nunca se olvidan de lo fundamental, es decir “¿el porqué y el para qué están aquí?”… ¿Lo sabes?
jajaja… es la única respuesta que no te voy a dar. Dirás: “tanto ruido y pocas nueces”… “tanto rollo para que no dijera lo fundamental”… Exactamente, porque lo fundamental no lo vas a poder encontrar en ningún libro, en ningún escrito, en las palabras de ningún maestro (y menos de un no-maestro espiritual como yo). Lo fundamental sólo lo podrás encontrar en tu corazón, adentro de tí, cuando hagas una introspección para que tú encuentres por tí mismo: ¿cuál es tu misión en esta vida, por qué y para qué querías tener un cuerpo humano, una vida humana?. ¿Cuál es el sentido de tu vida? ¿Qué haces aquí? y sobre todo, como el “hombre de negocios”: ¿qué te quieres llevar de aquí? ¿Experiencias, sensaciones, conocimiento, aprendizaje? En otras palabras, qué sentido tiene todo el dolor y el sufrimiento asociado a una vida humana si no se traduce en aprendizaje, en crecimiento, en evolución y en desarrollo espiritual…*
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* … Pero esto sólo tiene sentido si vez la vida en la segunda hipótesis o en la cuarta hipótesis. Por eso es extremadamente importante cuál es tu visión de la vida, tus creencias, tu entendimiento de la misma o como otros llamarían tu “filosofía de vida”, tu paradigma, tu perspectiva de la vida. Porque al final de cuentas: “creo lo que creo”.
Escrito el 23 de agosto de 2020

